Quien me acompaña

jueves, 19 de abril de 2012

Los ojos de mamá


    
                             
Querida amiga,

 Puedes haber iniciado un duro camino si se confirma la peor de nuestras sospechas. Vas a quedar paralizada por un momento (acuérdate, tú me lo enseñaste: respira hondo...), vas a sentir miedo, pasarás por momentos inconsolables, momentos que no sabrás  a dónde huir. Es entonces cuando quiero q me tengas presente, q sientas que te acompaño aún en la distancia y, sobre todo,  que no olvides gritar…..siempre habrá alguien dispuesto a escuchar tu llanto aunque sea, quizá, quién menos te lo esperes .
Es cierto que el destino nos ha vuelto a unir y de qué  manera. Si, además de todo, tenemos que compartir esta experiencia tan dolorosa me arrodillo ante él……….¡¡MUY FUERTE¡¡.
Cuando hace unos años me refugié en tus brazos desesperada, tú  me orientaste y  fuiste el mullido colchón  que amortiguó  mi caída.  Fíjate,  llevo toda la tarde dándole vueltas y vueltas (y ya sabes cómo soy yo cuando empiezo a voltear…) y ha llegado el momento de poder  devolverte una milésima parte de lo protegida que me has hecho sentir.  Será que el sr. Destino  nos aprecia tanto que nos ha unido para que lloremos juntas?.
Aunque la demencia es una enfermedad de  crueldad infinita que solo goza con arrancarte el corazón llevándose de tu lado la esencia del  ser más  querido para tí...  aunque en algún momento sientas como te desafía, como te escupe en la cara y ruge: “su vida es mía y sus recuerdos mi alimento”, el sentimiento que   florece  en tu interior   nunca podrá poseerlo  y lo sabe, es nuestra gran arma y quizá la única que podamos esgrimir contra un enemigo tan atroz y despiadado.  Lo descubrirás sólo  cuando la rabia pase y aceptes que puedes arrancarle no días pero si minutos de ilusión. Que una vida entera se puede vivir en un instante y que el corazón no se doblega, solo se amolda y sobrevive,  que tienes fuerzas para luchar y recordar por los dos.

Quiero ofrecerte  una de mis vivencias, para que te acompañe en los peores momentos  y,  sobre todo, para  que nunca se apague esa lucecita de  esperanza que  brilla en el alma de los “elegidos”, de los que han sido niños, adultos y niños otra vez….



                                                         “Los ojos de mamá”

     Ayer tarde visité a mi madre y, a pesar de ser todavía muy temprano ya se había acostado. La encontré luchando contra las sábanas y mantas, que se negaban a obedecerla. Enfadada,  no entendía por qué aquella malvada sábana se había salido del pie de la cama y se había enrollado en su cadera, no acertaba a descubrir el motivo que tenía  la manta para descolgarse  siempre hacia el  mismo lado….
    Sonreí con ternura, comprobé que se había mal  enfundado el camisón, la ayudé a ganar su particular batalla, a colocar debajo de su cabeza el cojín que le permitiría ver la tele y, divertida , me dispuse a apagar  la luz. Entonces me los crucé…..¡¡Dios mio¡¡

   Quedé inmóvil por un instante al comprobar que aquellos ojos cansados y cada vez mas perdidos me observaban sonrientes, chisporroteantes, llenos de vida….era su mirada, lúcida y envolvente como siempre la había sentido, esa mirada tan alegre….era ella¡¡
   La veía  agradecida y, en un impulso que no pude controlar la besé, me fundí en su mejilla como si los años hubiesen dado marcha atrás;  me sentía como aquella niña que disfrutaba sobando y rechupeteando la mejilla de su madre, sabedora que a los pocos segundos conseguiría un guiño de disgusto y un “¡Quita, me llenas de babas¡.” jajajaja. Yo ponía cara de brujilla y me apartaba. Cómo imaginar el placer que, años después, me produciría recordar esos momentos.

   Cuando mi madre sintió el calor de mi beso sonrió, bueno, no…rió y graciosamente me solicitó:
-Y otro, y otro…

   Por un instante la sentí conmigo, regresó del oscuro mundo que me la arrebataba poco a poco y se quedó a mi lado. Me acurruqué junto a ella, la abracé y seguimos parloteando de nuestras cosillas.

   Por cierto, has hablado con David?
-No (respondió)

-¡Pero eso no puede ser¡  -Le contesté como se contesta a una niña a quien vamos a obsequiar con  un regalo sorpresa. ¡Hay que remediarlo¡ y acto seguido marqué el número de mi hermano. Estuvieron hablando, riendo y yo, disfrutando. Cuanto hubiera dado porque su hijo  contemplase esa cara radiante, llena de esplendor y yo  la de mi hermano, porque estoy segura que en ese momento sintió mi abrazo.


PDTA: Te habrás dado cuenta que en esta historia falta, para mí, el personaje principal (como lo oyes), la persona que ha decidido libremente sacrificar su vida por ayudar a la mujer que ha compartido su caminar -durante casi 50 años- a cruzar el río y depositarla de la manera más sutil  en la otra orilla…..esa de la que no se regresa.

Repito, es tan especial que se merece un relato para él sólo, ya habrás adivinado que hablo de mi padre
                            

5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ..y real como la vida misma...Gracias, siempre un placer recibir tu apoyo ;)

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  2. Muy intenso en cuanto a sentimientos. Tu amiga debe sentirse orgullosa de tí.

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    1. Te aseguro que no tanto como yo de ella. Gracias Carlos

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  3. Menudo homenaje a estos seres tan queridos que vemos como poco a poco se van alejando de nosotros, del mundo real. Solo desear mucho ánimo para que no le falten esos besos y tiernos abrazos, que aunque no sepan cual es el motivo, sí los tienen que sentir como algo especial y que les debe hacer mucho bien. Un relato muy bonito.

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